sábado, 16 de agosto de 2014

Déjà vu

Muestra de María Angela Juanena

Museo Gallino (M.I.O.) - Salto
15 de agosto 2014

“…se encuentra entre estos dos modos de relación lo reconocido y lo visto. Un retorno de lo real en lo simbolico”(Lacan)


Texto catálogo

El mundo de seres imaginarios de María Angela Juanena es un mundo abisal, pero no solo en el sentido de referirnos a esa región tan profunda del mar de la que casi todo desconocemos, sino también a las profundidades del alma, de la que generosamente la artista deja emerger, solo hasta hacerlas algo visibles, a estas criaturas que pueblan su subconsciente, pero también se nutren de sus reflexiones más conscientes, nutridas por una profusa lectura  de  Darwin, Lovecraft, Borges, temas de ecología y todo lo que pueda tener contacto con sus líneas de pensamiento, como también beben de su experiencia de vida en ese universo salvaje y mágico del Polonio, donde un día tuvo el coraje de instalarse en forma permanente, para trabajar en su arte y criar a sus hijos pequeños en contacto con la naturaleza virgen.
Su casa está poblada de fragmentos inertes de recuerdos de esa vida: fósiles, restos vegetales, pieles de mamíferos marinos, curiosidades acumuladas por todas partes, como en los gabinetes de los científicos de otros tiempos… Algunos ya volvieron a cobrar vida, gracias a la artista, conjugando nuevos seres utópicos que ahora pueblan más y más estantes de su estudio-laboratorio. Todos vitales, poéticos, conmovedores, como los que ahora pueblan estos lienzos inmersos en su líquido amniótico de azules imposibles, memoria tal vez de una nostalgia del útero materno, del vientre ancestral del Cantábrico y sus costas que fueron fuente de vida para sus mayores.
Desde el punto de vista puramente plástico su elaboración es convincente, de alguna manera su práctica es académica, evidenciando su proceso educativo en diversos talleres. Una base de dibujo previo de las figuras, que a veces se deja vislumbrar, luego un rico tratamiento por capas que va enriqueciendo el lenguaje de color hasta adquirir una gran riqueza cromática, de exquisitos efectos, en cada una de sus criaturas, en particular de las graciosas sirenas que aparecen en buena parte de las obras.
Y no deja de llamarnos la atención la expresividad de estos seres primigenios, que se trasluce a través de sus miradas, nunca esperable en la vida en sus formas primarias, a las que aparentan pertenecer a primera vista. Ojos que nos ven y manifiestan sentimientos de manera impensada… Nos preguntamos si serán posibles, y en nuestro auxilio viene aquel pensamiento de ese  genial precursor de muchas cosas que fue el artista, poeta y filósofo del pre-romanticismo, William Blake, cuando en sus “Proverbios del infierno”, nos decía: “Lo que hoy es evidente una vez fue imaginado”.
Y nos acerca la idea que quizás esas sirenas de empática mirada, no sean otra que una manifestación de ella misma, la que como criatura marina de ojos azules, embriagados de ternura y sorpresa, nos mira desde las telas demandando comunicación, afecto …

Edmundo Rodríguez F. Prati